viernes, 9 de julio de 2010

Todo esto tiene cabida en una noche de verano

Sudor seco y áspero.
Volutas de humo.
Ácido hedor a cloaca filtrándose por la ventana.
No hay estrellas en este cielo.
El recuerdo de aquellos labios.
Un leve pensamiento sobre el futuro.
Tal vez no pertenezca a esta época.
Carezco de pretensiones monetarias, de metas profesionales ambiciosas.
El anhelo de una vida apacible, sin cabronazos alrededor.
Otras consideraciones sobre el verano.
Ganas de olvidar todo lo que he estudiado.
Miradas y aprendizaje, otra vez, desde cero.
Cualquier capítulo de Los Soprano (recomendación expresa).
Una preciosa sonrisa a distancia.
Mi hurona correteando entre mis pies, lamiéndome los dedos y, finalmente, defecando en un rincón, sobre el parqué.
"Mujeres", de Charles Bukowski.
La libreta azul que me regaló un gran poeta.
Ese jodido mosquito que cabecea contra el monitor.
Las correspondientes picaduras.
Juraría que hay un tornillo clavado en mi sien.
Escupo y pienso.
Pienso y echo un trago de zumo de naranja.
Está muy frío.
Tengo calor.
Daré unas cinco mil vueltas sobre las sábanas antes lograr dormirme.

Ojalá no tuviese miedo constantemente.


Nota: Volveré.