jueves, 28 de abril de 2011

Una de conceptos espumosos

He aquí una recomendación en toda regla.
No dejéis de visitar el recién inaugurado blog: Conceptos espumosos.
¿El contenido? Microrrelatos imaginativos.
¿La temática? Humorística.
¿El autor? Un chaval de talento y mente ágil. Gran tipo, por añadidura.

Lo abrió ayer, pero dará que hablar, seguro.

Mucho amor, valientes.

martes, 26 de abril de 2011

Érase una vez en Palermo

Una historieta que escribí hace años como redacción estrafalaria para clase.
Trescientas palabras, o algo así.
Diez verbos estrambóticos.
Disfrutad o vomitad, a vuestro antojo.


Danilo se entretuvo hispiéndose la amplia gabardina que lo cubría por completo. Las calles de Palermo dormitaban cansinamente aquella fría tarde. El cielo estaba tapizado por un irregular velo de nubes de distintas tonalidades y dejaba caer una incesante llovizna sobre la ciudad. Un repentino soplo de aire levantó a su paso un puñado de hojas húmedas que se dispersaron sobre la acera. El clima, intranquilo, parecía hadar acontecimientos dramáticos.

Por última vez, Danilo miró de reojo a través del ventanuco del restaurante y contempló cómo Fabrizio hiñía la masa para las pizzas. Carraspeó con fuerza; escupió sobre un charco. Luego, entró. Las campanillas de la puerta tintinearon mientras Dani atravesaba el umbral. Estudió el interior del establecimiento con ojo experto y sonrió satisfecho. Sólo una pareja de clientes. Perfecto.

Holeó a los presentes: dos enamorados que se hacía arrumacos en el rincón más apartado, Gino (el chico que fregaba las mesas) y a Julia, la hija de Fabrizio. Ésta lo recibió entusiasmada, mostrando todos los dientes.

-Vengo a hablar con tu padre.

La muchacha, de unos 17 años, acompañó a Danilo hasta la cocina; no sin antes pedirle que le dejase la gabardina y el sombrero para poder colgarlos, a lo que Danilo se negó amablemente.

Entró en la cocina con el semblante sereno, pero con la sangre herviéndole en las venas.

-¿Qué te trae por aquí?

sábado, 16 de abril de 2011

Ah, la primavera de Madrid

No dejes la ventana abierta demasiado tiempo.
Ese humo que hace toser a las farolas y a los guardias se te meterá en la garganta.
Y en los ojos.

Y te pasarás toda la mañana estornudando y carraspeando como un cabrón.
O como una cabrona.
Que aquí no hacemos distinciones.

Shot gun blues.
¿Os gustan los microrrelatos de temática criminal?
Porque en nada tendréis uno por aquí.
De cuando era (aún) más niñato que ahora.
Trabajo de clase. Trescientas palabras.
Era obligatorio utilizar diez verbos pedantes/estrafalarios.
Así podréis vomitarme encima.

Paz, valientes.

miércoles, 6 de abril de 2011

Cómo no perder el tiempo, según Camus

Pregunta: ¿qué hacer para no perder el tiempo? Respuesta: sentirlo en toda su lentitud. Medios: pasarse los días en la antesala de un dentista en una silla inconfortable; vivir el domingo en el balcón, por la tarde; oír conferencias en una lengua que no se conoce; escoger los itinerarios del tren más largos y menos cómodos y viajar de pie, naturalmente; hacer la cola en las taquillas de los espectáculos, sin perder su puesto, etcétera.

Albert Camus, La peste.