Cada papelillo es un título.
Así fui ordenando las historias recopiladas.
Quebradero de cabeza no, lo siguiente.
De repente me venía la inspiración a la hora de la cena, me levantaba de la mesa de un salto, corría a mi habitación, cambiaba de sitio un par de papeles, y volvía a por el postre.
Ya falta menos...
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