El Consejo de Seguridad de la ONU ha decidido intervenir en una guerra civil, con diez votos a favor y cinco abstenciones. Supuestamente, se busca instaurar una “democracia sostenible” en Libia y proteger a la población. La comunidad internacional pretende frenar el avance de las tropas de Gadafi hacia Bengasi, principal bastión rebelde. Pero, ¿acaso los rebeldes libios son demócratas convencidos? ¿Son civiles inocentes o milicianos que descargan sus armas contra el enemigo?
El Consejo de Seguridad habrá valorado todos los datos disponibles, antes de decidirse a actuar, sin duda. Libia tiene una importancia estratégica clave en el Mediterráneo, y el 3’3 % de las reservas mundiales de petróleo. Todo ello en manos de Gadafi, para la mayoría de los medios de comunicación occidentales, la encarnación del mal.
No seré yo quién defienda a un déspota. Un tipo que lleva más de 40 años abusando de la población libia. Amasando fortuna gracias a su estatus jerárquico auto impuesto. Respaldando la subida al poder de tiranos como Bokassa, Idi Amin o Mobutu. Financiando atentados terroristas. Deteniendo a sus opositores, haciéndolos desaparecer y asesinándolos. Sin embargo, aunque me parezca justo que el dictador sea derrocado, no me terminan de gustar las motivaciones subterráneas que ha tenido la comunidad internacional a la hora de intervenir.
La operación militar ha tardado poco en salir adelante, y eso me preocupa. En la actualidad, hay montones de conflictos armados de los cuales no tenemos noticias. Invariablemente olvidados por la ONU y los medios de comunicación de masas. Tal vez Ignacio Escolar esté en lo cierto: “el aceite que engrasa el engranaje de nuestra exquisita diplomacia se llama petróleo”. ¿Por qué no actúa la comunidad internacional cuando el ejército yemení acribilla a los manifestantes antigubernamentales? ¿Acaso, en dicho escenario, no ve peligrar el suministro de crudo?
También resulta sospechoso que se bombardee el palacio presidencial de Trípoli, cuando la OTAN ha dejado claro que la meta de su intervención armada es “asegurar el cumplimiento de la zona de exclusión aérea”. (Lo cual se consigue destrozando todo aquello que suponga una amenaza para el cumplimiento de la misión: aviones militares, baterías antiaéreas, radares, etcétera; no lanzando misiles contra la residencia de un dictador). Parece que quisieran quitarse de en medio a Gadafi por la vía rápida.
En definitiva, no puedo decidir si la operación Odyssey dawn está justificada o no. Solo espero que este ataque militar al régimen dictatorial de Muamar el Gadafi no se enquiste y acabe convirtiéndose en un conflicto irresoluble, y sangrante, como ocurrió en Iraq y Afganistán.
Artículo de opinión, para la asignatura de Redacción Periodística II.
El Consejo de Seguridad habrá valorado todos los datos disponibles, antes de decidirse a actuar, sin duda. Libia tiene una importancia estratégica clave en el Mediterráneo, y el 3’3 % de las reservas mundiales de petróleo. Todo ello en manos de Gadafi, para la mayoría de los medios de comunicación occidentales, la encarnación del mal.
No seré yo quién defienda a un déspota. Un tipo que lleva más de 40 años abusando de la población libia. Amasando fortuna gracias a su estatus jerárquico auto impuesto. Respaldando la subida al poder de tiranos como Bokassa, Idi Amin o Mobutu. Financiando atentados terroristas. Deteniendo a sus opositores, haciéndolos desaparecer y asesinándolos. Sin embargo, aunque me parezca justo que el dictador sea derrocado, no me terminan de gustar las motivaciones subterráneas que ha tenido la comunidad internacional a la hora de intervenir.
La operación militar ha tardado poco en salir adelante, y eso me preocupa. En la actualidad, hay montones de conflictos armados de los cuales no tenemos noticias. Invariablemente olvidados por la ONU y los medios de comunicación de masas. Tal vez Ignacio Escolar esté en lo cierto: “el aceite que engrasa el engranaje de nuestra exquisita diplomacia se llama petróleo”. ¿Por qué no actúa la comunidad internacional cuando el ejército yemení acribilla a los manifestantes antigubernamentales? ¿Acaso, en dicho escenario, no ve peligrar el suministro de crudo?
También resulta sospechoso que se bombardee el palacio presidencial de Trípoli, cuando la OTAN ha dejado claro que la meta de su intervención armada es “asegurar el cumplimiento de la zona de exclusión aérea”. (Lo cual se consigue destrozando todo aquello que suponga una amenaza para el cumplimiento de la misión: aviones militares, baterías antiaéreas, radares, etcétera; no lanzando misiles contra la residencia de un dictador). Parece que quisieran quitarse de en medio a Gadafi por la vía rápida.
En definitiva, no puedo decidir si la operación Odyssey dawn está justificada o no. Solo espero que este ataque militar al régimen dictatorial de Muamar el Gadafi no se enquiste y acabe convirtiéndose en un conflicto irresoluble, y sangrante, como ocurrió en Iraq y Afganistán.
Artículo de opinión, para la asignatura de Redacción Periodística II.
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