lunes, 8 de marzo de 2010

(Terremoto) Introduciendo al desastre

A estas alturas, todo el mundo conoce a la perfección las características de la catástrofe natural que sufrió Chile. Cifra de muertos y desaparecidos, intensidad del seísmo, altura de las olas del tsunami, nombre de la presidenta en funciones, nombre del presidente electo, incluso la situación de Chile en el mapamundi, para los más despistados. Como reincidir sobre estos datos no aportará nada nuevo, habrá que contemplar la tragedia desde otro punto de vista.



En este vídeo de apenas treinta segundos de duración, se aprecian claramente las consecuencias reales del terremoto. No hablo de cifras oficiales, ni de escalas de intensidad, ni de datos numéricos vacíos. Basta con mirar los rostros de los afectados para comprender un poco mejor lo que ha pasado, y lo que esto ha significado y significará para sus vidas.

El enfoque prometido no hace hincapié en los datos, sino en las emociones. Por un lado, tenemos lo irracional, el dolor descarnado, las imágenes de locura. Por el otro lado, una narración realista, cruda, tal vez pesimista. No es más que un retablo de lo que ocurre en Chile. Para que nos entendamos, me da igual que la intensidad del seísmo fuese de ocho coma ocho, o de siete coma cuatro. A mí lo que me preocupa es cómo se estarán sintiendo los miles de afectados, en este preciso instante. Intento imaginármelo, pero me parece que desde la distancia es muy fácil fingir empatía.

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